lunes, 30 de abril de 2012

FESTEJANDO EL DIA DEL NIÑO !!! PROPSIPEQUES Y ADOLESCENTES

A TI QUE ERES NIÑO TE QUEREMOS FELICITAR POR TU DIA....

Y que mejor ocasión que este momento para darte información de niños como tu  quienes te platicarán como se han sentido. A que le temen... Que quieren ser de grandes.... Cómo le hicieron para que no los molestaran o para saber que pasará con sus padres que se divorcian.
 Este espacio es para ti www.propsipeques.blogspot.mx
Asi también lo puedes encontrar las veces que quieras en esta página en este dibujo UN ESPACIO CREADO PARA TI



domingo, 22 de abril de 2012

ADICCION AL INTERNET



Con el desarrollo de Internet y su crecimiento exponencial han aparecido también los primeros casos de psicopatología relacionados con la red. El trastorno de dependencia de la red se ha conocido con muchos nombres: desorden de adicción a Internet –Internet Addiction Disorder (IAD)- (Goldberg, 1995), uso compulsivo de Internet (Morahan-Martin y Schumacker, 1997), o uso patológico de Internet – Pathological Internet Use (PIU)- (Young y Rodgers, 1998b). La tarea de definir lo que es la adicción a Internet es algo que ya de partida nos supone un problema. Con lo ya expuesto en el apartado anterior podemos decir que el uso de Internet (como cualquier otro comportamiento) es susceptible de crear una adicción en función de la relación que el sujeto establezca con ese uso.que el sujeto establezca con ese uso. Uno de los aspectos problemáticos es: ¿a qué se hacen adictos los adictos a Internet? ¿Es al contenido al que acceden o es al Internet en sí? Respecto a esto Pratarelli y cols. (1999), utilizan el término de adicción al ordenador/Internet, y la definen como un fenómeno o desorden putativo que depende tanto del medio como del mensaje, sin inclinarse a favor de ninguno. Un ejemplo de la problemática lo encontramos en la relación entre adicción al sexo y adicción a Internet. Un individuo que fuese adicto a las páginas de contenido sexual, ¿sería un adicto al sexo, a Internet, o a ambos?. Guerricaecheverría y Echeburúa (1997) exponen un caso clínico de adicción a las líneas telefónicas de party line y eróticas, señalando que se trata de una variante de adicción al sexo. En este caso nos sería difícil de entender que existiera una adicción al teléfono en sí. Por otro lado, Griffiths (1997) señala la existencia de lo que el llama "adicciones tecnológicas", que se definen como adicciones no químicas que involucran la interacción hombre-máquina. Estas pueden ser pasivas (ce;quina. Estas pueden ser pasivas (como la televisión) o activas (como los juegos de ordenador o Internet). Esta sería una modalidad de las adicciones psicológicas o conductuales, que a su vez incluiría a la adicción a Internet. Varios autores (Echeburúa, 1999; Griffiths 1998) han señalado que Internet podría ser, en al mayoría se los casos, solo un medio o "lugar" donde alimentar otras adicciones o trastornos (P. Ej. adicción al sexo, ludopatía o parafilias), aunque también señalan que existen casos de adicción a Internet por sí mismo. 3.2. Criterios diagnósticos Al ser el propio Internet una herramienta cuya implantación masiva es posterior a la edición del DSM – IV, no es de extrañar que no aparezca referencia alguna a la Adicción a Internet en dicho manual. Este vacío es el que ha empujado a los investigadores a desarrollar sus propios instrumentos de diagnóstico. La primera persona que estableció criterios diagnósticos para la adicción a Internet (algunos dicen que a modo de broma; Grohol, 1997) fue el psiquiatra Ivan Goldberg. Goldberg (1995) propone un conjunto de criterios para el diagnóstico del derios para el diagnóstico del desorden de adicción a Internet (IAD) basados en los criterios diagnósticos del abuso de sustancias: Un patrón desadaptativo de uso de Internet, que conlleva un deterioro o malestar clínicamente significativo, expresado por tres o más de los items siguientes en algún momento de un periodo continuado de 12 meses: 1) Tolerancia, definida por cualquiera de los siguientes: Una necesidad de incrementar notablemente la cantidad de tiempo en Internet para lograr satisfacción. Notable disminución de los efectos con el uso continuado de la misma cantidad de tiempo en Internet. 2) Abstinencia, manifestado por cualquiera de los siguientes: El característico síndrome de abstinencia: Cesación o reducción de un uso de Internet que ha sido grande y prolongado Dos o más de los siguientes, desarrollados algunos días durante un mes antes: Agitación psicomotora Ansiedad Pensamientos obsesivos acerca de lo que estará sucediendo en Internet Fantasías o sueños a cerca de Internet Movimientos de tecleo voluntarios o involuntarios 
Los síntomas causan malestar o deterioro en el áreas social, laboral u otra área importante de funcionamiento. El uso de Internet o un servicio similar esta dirigido a aliviar o evitar los síntomas de la abstinencia. 3) Se accede a Internet con más frecuencia o por periodos más largos de lo que inicialmente se pretendía. 4) Deseo persistente o esfuerzos infructuosos de controlar o interrumpir el uso de Internet. 5) Se emplea mucho tiempo en actividades relacionadas al uso de Internet (P.Ej., comprando libros sobre Internet, probando nuevos navegadores, indagando proveedores de Internet, organizando fichero o descargando materiales). 6) Actividades sociales, ocupacionales o recreativas se dejan o reducen a causa del uso de Internet. 7) Internet se continúa usando Internet un pesar de saber que se tiene un persistente o recurrente problema físico, social, ocupacional o psicológico que parece ser causado o exacerbado por el uso de Internet (privación de sueño, dificultades maritales, llegar tarde a las citas por las mañanas, abandono de los deberes profesionales, o sentimientos de abandono de personas significativas). dono de personas significativas). Young también ha utilizado una serie de criterios diagnósticos parecidos a estos en sus estudios preliminares (Young, 1996), basándose en los del abuso de sustancias del DSM – IV. Sin embargo, posteriormente (Young, 1996) propuso una serie de criterios adaptados de los criterios para Juego Patológico, por parecerles estos más semejantes a la naturaleza patológica del uso de Internet. Dichos criterios se estructuran en un breve cuestionario de ocho items: ¿Te sientes preocupado con Internet (pensamientos acerca de la última conexión o anticipas la próxima sesión)? ¿Sientes la necesidad de incrementar la cantidad de tiempo de uso de Internet para lograr la satisfacción? ¿Ha hecho repetidamente esfuerzos infructuosos para controlar, reducir. O detener el uso de Internet? ¿Se ha sentido inquieto, malhumorado, deprimido o irritable cuando ha intentado reducir o detener el uso de Internet? ¿Se queda más tiempo conectado de lo que inicialmente había pensado? ¿Ha perdido o puesto en peligro alguna relación significativa, trabajo, oportunidad educativa o profesional debido al uso de Internet? ¿Ha mentido a los miembros de su familia, terapeuta u otros para ocultar su grado de implicación con Internet? ¿Usa Internet como un medio de evadirse de los problemas o de aliviar un estado de ánimo disfórico? De acuerdo con estos criterios, se considera adicto si responde afirmativamente a 5 o más de los items anteriores y los síntomas no pueden ser mejor explicados por un episodio maniaco. Young (1999) señala que si bien esta escala da una medida de la adicción a Internet con la que se puede trabajar, es necesario un mayor estudio de su validez y utilidad clínica. Uno de estos intentos de validar cuestionarios para el diagnóstico de la adicción a Internet se debe a David N. Greenfield. Greenfield (1999b) administró un cuestionario a cerca de 18000 sujetos que visitaban la página de ABCNEWS.com. Dicho cuestionario, el VAS (Virtual Addiction Survey) , examinaba el uso general y abuso de Internet. Como resultado de este estudio, Greenfield seña resultado de este estudio, Greenfield señala un conjunto preliminar de siete criterios para la identificación y predicción de la adicción a Internet: Nº Total de horas que pasas conectado Otras personas piensan que tienes un problema con Internet Experimentar serias consecuencias relacionadas con el uso de Internet Experimentar una intensa intimidad en la red Mantener la cantidad de tiempo que se pasa conectado como un secreto Edad (mas joven incrementa el riesgo de adicción) No poder esperar para llegar al ordenador y conectarse Aunque ha habido varios esfuerzos centrados en detectar la Adicción a Internet tomando como criterio el excesivo uso de la red, parece haber quedado claro que este no es un criterio válido para el diagnóstico. Muchos individuos, por razones de trabajo o estudios, deben pasar muchas horas conectados, delante del ordenador, pero eso no les convierte automáticamente en adictos. Thompson (1996) señala que, para la mayoría de las personas que pasan mucho tiempo que, para la mayoría de las personas que pasan mucho tiempo conectados, lo que podría parecer una adicción no es sino el proceso de aprender lo máximo posible en poco tiempo. Griffiths (1998) analiza varios estudios referidos al uso excesivo de la red y concluye que en la mayoría de los casos esto es puramente sintomático. Debemos por lo tanto centrarnos en la consecuencias negativas que tiene la dependencia de la red, en definitiva ¿qué es lo que lleva a una persona a buscar ayuda para terminar con su adicción a la red? ¿qué síntomas negativos experimenta? ¿qué disfunciones encuentra el adicto en su vida a causa de su uso de Internet? 3.3. Efectos negativos Uno de los aspectos que diferencian a una adicción psicológica de una adicción química es que la primera no tiene las terribles consecuencias físicas negativas que puede tener esta última. Aun así, en el caso de la adicción a Internet también se han señalado alguna consecuencia, sobre todo las derivadas de la privación de sueño (Young, 1999). La privación de sueño se produce por la inhabilidad del adicto a cortar la conexión, permaneciendo despierto hasta altas horas de la madrugada, lo cual pods horas de la madrugada, lo cual podría dar lugar a fatiga, debilitación del sistema inmunitario y un deterioro de la salud. Es evidente que Internet está produciendo un rápido cambio en las costumbres y modos de vida de las personas, ya que en cierto sentido está modificando la forma en que nos relacionamos unos con otros. Kraut y cols. (1998) examinaron el impacto de Internet sobre 169 personas en 73 hogares, encontrando que un gran uso de Internet estaba asociado con un decremento en la comunicación con los miembros de la familia en el hogar, un decremento en el tamaño de su círculo social y un incremento en su depresión y soledad. La relación entre un alto uso de Internet y el incremento en los niveles de depresión ha aparecido en varios estudios (Kraut y cols., 1998; Petrie y Gunn, 1998; Young y Rodgers, 1998b). Sin embargo, existe aún mucha controversia sobre si la depresión es la causa o el efecto de la adicción a Internet. Según Pratarelli y cols. (1999), se produce un ciclo en el que la soledad y la depresión alimentan el uso del ordenador/Internet, y esto lleva a una mayor soledad y depresión. Esto se explicaría por una conducta compensatoria según la cual la actividad de los usuarios se incrementa a medida que aumentan s se incrementa a medida que aumentan sus sentimiento de incomunicación. El medio en el que se desenvuelve la adicción acarrea también una serie de cambios psicológicos negativos, consistentes en alteraciones del humor, ansiedad o impaciencia por la lentitud de las conexiones o por no encontrar lo que se busca o a quien se busca, estado de conciencia alterado (total focalización atencional), irritabilidad en caso de interrupción, incapacidad para salirse de la pantalla, etc. (Echeburúa, 1999). Los problemas surgidos de la dependencia trascienden el ámbito de lo intrapersonal. Desde un punto de vista sistémico, los efectos negativos de la adicción se expresan en los ámbitos familiar, académico y profesional (Young, 1999). El adicto se aísla del entorno y no presta atención a otros aspectos de las obligaciones sociales (Echeburúa, 1999). Es un hecho que Internet esta produciendo grandes cambios, pero también hay que señalar que para la mayoría de las personas Internet es una herramienta que trae grandes beneficios.

domingo, 15 de abril de 2012

DEPRESION POSTPARTO






La depresión postparto consiste en el desarrollo de una depresión en la madre tras el nacimiento de su hijo. A veces, este malestar parece no tener sentido: " Deseaba tanto tener este hijo y ahora que lo tengo me siento completamente desdichada", "¿Qué me está pasando?", "El parto fue magnífico, mucho mejor de lo que esperaba, y todo el mundo se portó maravillosamente conmigo, especialmente mi marido. Yo debería dar saltos de alegría", "Tenía miedo que el bebé tuviera algún defecto al nacer, pero es perfecto", " Entonces, ¿Porqué no lo estoy disfrutando?, Quizás no valgo para ser madre".
Estas mujeres no son unas desagradecidas o unas malas madres sino que están experimentando una de las complicaciones más frecuentes del parto, la depresión postparto, un trastorno que todavía sufren en silencio un gran número de mujeres.
¿Cuál es la frecuencia?
La depresión postparto es una de las enfermedades más frecuentes tras el parto ya que afecta a una de cada diez parturientas. Si no se trata adecuadamente puede persistir durante meses e incluso años. ¿Cuáles son sus síntomas?
La tristeza es desde luego el síntoma más frecuente de la depresión postparto. Las pacientes se sienten bajas de ánimo, infelices y desgraciadas la mayor parte del tiempo aunque estos síntomas pueden empeorar en algún momento particular del día, como por las mañanas o por las tardes. En ocasiones, las pacientes pasan días malos y días buenos, siendo estos últimos realmente frustrantes ya que el día bueno previo hizo que se albergaran esperanzas de mejorar. A veces, a las pacientes les parece que no merece la pena vivir, precisamente en unos momentos en que deberían sentirse muy alegres.
La irritabilidad con frecuencia acompaña a la sensación de tristeza. La paciente puede estar irritable con sus otros hijos y ocasionalmente incluso con el recién nacido, aunque la mayoría de las veces lo está con su marido quien no suele comprender qué es lo que está pasando.
Fatiga Todas las nuevas madres se sienten un poco abrumadas y fatigadas, pero la madre con depresión postparto se siente tan agotada que llega a pensar que padece alguna enfermedad física. Insomnio Cuando por fin la madre se va a la cama puede que tenga dificultad para conciliar el sueño, o si duerme, puede que se despierte muy pronto, incluso aunque su pareja sea quien se ocupe de alimentar al bebé durante la noche.
Pérdida de apetito Las madres deprimidas generalmente no tienen ni tiempo ni ganas de comer lo cual contribuye a que se sientan malhumoradas y agotadas. Algunas madres deprimidas comen en exceso para aliviar su malestar psicológico y luego se sienten culpables y molestas con su gordura. Incapacidad para disfrutar Lo que antes era un placer ahora no apetece y lo que antes interesaba ahora se convierte en aburrido. Esto es especialmente cierto en el caso de las relaciones sexuales. Algunas mujeres recuperan el interés por el sexo (si es que en algún momento lo perdieron) antes de que transcurran 6 semanas del parto, pero las madres con depresión postparto suelen rechazar cualquier contacto sexual lo cual puede generar tensión en la pareja.
Desbordamiento Las madres con depresión postparto tienen la sensación de no disponer de tiempo para nada, de no hacer nada bien y de no poder hacer nada para remediarlo. A estas pacientes les resulta realmente difícil el establecer nuevas rutinas para poder hacer frente al bebé y a la nueva situación que viven.
Ansiedad Suele ser aguda y se puede presentar en forma de temor a quedarse sola con el bebé por miedo a que este grite, no quiera comer, se ahogue, se caiga o se haga daño de cualquier otra forma. Algunas madres deprimidas perciben a su bebé como un objeto. En vez de sentir que han dado a luz a la criatura más cariñosa y adorable del mundo se sienten distantes de su hijo, al cual perciben como un pequeño ser misterioso y extraño, cuyos pensamientos (de tener alguno) son insondables y cuyas necesidades y emociones deben ser en algún modo satisfechas. La tarea de la nueva madre deprimida que todavía no se ha "enamorado" de su hijo es realmente dura. No obstante, el amor surge al final, cuando el niño es mayor y más interesante. Sin embargo, la depresión postparto puede desarrollarse aún cuando el amor por el recién nacido sea intenso. En estos casos, la madre teme desesperadamente perder a su precioso bebé por no cuidarlo bien, porque no se desarrolle adecuadamente, por una infección o bien teme que muera súbitamente. Un simple catarro puede causar una gran preocupación. La madre puede obsesionarse con el peso del bebé y alarmarse si llora demasiado o incluso si pasa mucho tiempo en silencio, llegando a pensar: ¿habrá dejado de respirar?. Es frecuente que la paciente desee ser constantemente tranquilizada por su pareja, su familia, su médico o cualquier otra persona. La ansiedad también puede hacer a la madre preocuparse por su propia salud. Puede sentir pánico cuando su pulso se acelera o si tiene alguna palpitación, llegando incluso a pensar que tiene algo malo en el corazón o que está al borde de un accidente cerebrovascular. En ocasiones se siente tan debilitada que piensa que tiene alguna enfermedad terrible y que nunca volverá a tener energía de nuevo. Estas sensaciones extrañas e inusuales le harán plantearse la pregunta ¿Me estoy volviendo loca? (La respuesta es NO). El temor de quedarse sola con todas estas preocupaciones puede dar lugar a que incluso la mujer más capaz se sienta tan indefensa que no desee que su marido vaya al trabajo.
¿No se sienten todas las mujeres un poco así tras tener un hijo? . Muchas mujeres, aproximadamente una de cada dos, se sienten un poco llorosas, desanimadas e inseguras en el tercer o cuarto día tras el parto. Es el conocido "maternity blues" o depresión del tercer día que dura de unas horas a un par de días y que pronto desaparece. Desde luego, muchas mujeres se sienten cansadas y un poco desorganizadas cuando regresan a casa del hospital, pero generalmente controlan perfectamente la situación cuando pasa más o menos una semana. Sin embargo, para las madres con una depresión postparto las cosas empeoran día tras día. Cuándo ocurre? La mayoría de los casos de depresión postparto surgen en el primer mes tras el parto, aunque en ocasiones este trastorno puede dar la cara 6 meses más tarde
¿Por qué ocurre? Todavía no sabemos lo suficiente sobre porqué las mujeres desarrollan depresiones postparto como para poder estar seguros de quien la desarrollará y quien no. Probablemente no existe una causa única sino más bien diferentes tipos de estrés que pueden tener la misma consecuencia o que pueden actuar conjuntamente. Sabemos que entre esos "factores de riesgo" están: •una historia previa de depresión (especialmente de depresión postparto). •una falta de apoyo por parte de la pareja. •un bebé prematuro o con cualquier tipo de enfermedad. •el que la nueva madre hubiera perdido a su madre cuando era niña. •una acumulación de acontecimientos vitales adversos, como el fallecimiento de un ser querido, la pérdida del empleo de la paciente o de su pareja, problemas económicos, problemas de vivienda, etc. Sin embargo, una mujer puede sufrir una depresión postparto sin que se aprecie ninguna razón obvia para la misma.
¿Qué pasa con las hormonas? Parece probable que la depresión postparto esté relacionada con los importantes cambios hormonales que tienen lugar en el momento del nacimiento de su hijo, aunque todavía no dispongamos de evidencias al respecto. Aunque los niveles de estrógenos, progesterona y otras hormonas relacionadas con la reproducción que pueden afectar a las emociones descienden bruscamente tras el parto, no se han encontrado diferencias entre las hormonas de las madres que desarrollan una depresión postparto y las de las que no. Una posible explicación es que probablemente algunas mujeres puedan ser más sensibles que otras a tales cambios. ¿Maltratan las mujeres con depresión postparto a sus bebés? No, ellas no lo hacen. Se pueden sentir como si lo fueran a hacer y se preocupan mucho por la posibilidad de hacer daño a sus hijos, aunque realmente nunca lo hacen. Para ser honestos, muchas mujeres sin depresión postparto han podido llegar a pensar en alguna ocasión " Creo que si sigue llorando lo voy a coger y lo voy a lanzar por la ventana". Las mujeres que "golpean" a sus bebés con frecuencia presentan graves trastornos emocionales que tienen su origen en su infancia. Raramente, sin embargo, un bebé es herido o incluso asesinado, constituyendo un infanticidio, por una madre que presenta un trastorno mental grave en esos momentos. Esta es una consecuencia trágica de la llamada "psicosis puerperal", una enfermedad mental muy grave, aunque tratable, que puede aparecer a los pocos días del parto. La madre puede delirar y llegar a pensar que su hijo es el diablo y por eso tiene que acabar con él, o puede tener ideas suicidas y decidir acabar no sólo con su vida sino también con la del recién nacido. La psicosis puerperal ocurre únicamente en uno de cada 500 partos y el infanticidio es afortunadamente muy raro.

lunes, 9 de abril de 2012

LOS EFECTOS DE LA VIOLENCIA COMUNITARIA EN EL DESARROLLO DE LOS NIÑOS

NANCY G. GUERRA, EdD
CARLY DIERKHISING, MA
University of Delaware, EE.UU. University of California at Riverside, EE.UU


Las comunidades en las que los infantes crecen pueden tener un efecto profundo en los adultos en que se convertirán. Muchos niños son criados en un ambiente tranquilo y acogedor con una profusión de recursos. En el otro extremo del espectro, muchos niños crecen bajo condiciones de adversidad. Esto se traduce frecuentemente en la ausencia de los recursos básicos que se necesitan para el desarrollo. Pero la adversidad también puede reflejar la exposición elevada a los acontecimientos negativos que dan forma a los resultados de vida.
La exposición a la violencia comunitaria está entre las experiencias más perjudiciales que pueden vivir los niños, que afectan su forma de pensar, sentir y actuar. La violencia comunitaria se refiere a la violencia interpersonal en la comunidad que no es cometida por un miembro de la familia y que tiene la intención de causar daño. Puede ser un subproducto de distintas circunstancias, que abarca desde el crimen y violencia en el vecindario, hasta en los conflictos o guerras civiles continuas. La exposición a la violencia se define como una experiencia indirecta de violencia (por ejemplo, escuchar hablar de la violencia), ser víctima directa de un acto violento, o presenciar violencia que involucra a otros.



Resultados de las investigaciones

¿Cuál es el impacto de la exposición sobre el desarrollo infantil? Un mensaje claro es que “La violencia engendra violencia”– Los niños sometidos a la violencia tienen más probabilidad de quedar atrapados en un ciclo de violencia que conduce a futuros comportamientos violentos, incluyendo la agresión, la delincuencia, crímenes violentos y abuso infantil. Esto es válido para todo tipo de exposición a la violencia infantil incluyendo, pero sin limitarse a, la violencia comunitaria.

Además, se ha considerado que la exposición a la violencia contribuye a problemas de salud mental durante la niñez y la adolescencia. Los trastornos psiquiátricos incluyendo la depresión, la ansiedad y el trastorno de estrés postraumático (PTSD) se encuentran con más frecuencia entre jóvenes expuestos a la violencia comunitaria.5 Muchos niños tienen más de un síntoma o trastorno. Por ejemplo, en una encuesta nacional sobre la exposición de los adolescentes a la violencia, casi la mitad de los muchachos diagnosticados con PTSD mostraron un diagnóstico de depresión comórbida, y casi una tercera parte tenía trastornos comórbidos por usos de estupefacientes. Entre las muchachas diagnosticadas con PTSD, más de dos tercios tenían también un diagnóstico de depresión comórbida y un cuarto sufría de trastornos comórbidos por usos de drogas.

La exposición a la violencia tiene influencias sobre el desarrollo en muchos campos y en diferentes etapas. Puede tener impacto sobre el desarrollo neurológico, físico, emocional y social de los niños, y frecuentemente conducen a una avalancha de problemas que interfieren con la adaptación.

Las dificultades que forman estas relaciones vinculantes pueden interferir con el desarrollo de un sentido básico de confianza y pueden comprometer futuras relaciones en la edad adulta.

La supervivencia humana depende de la activación de la respuesta de “la reacción de luchar o fugarse” ante amenazas potenciales. Aun para muchos niños, la exposición elevada a la violencia comunitaria crea un estado constante de miedo, que activa el aparato de respuesta al estrés en el sistema nervioso central. 

La relación entre la exposición a la violencia comunitaria, el desarrollo cognitivo social, y el comportamiento se ilustra mejor en el examen de los mecanismos involucrados en el ciclo de la violencia. Mientras los niños crecen y desarrollan una comprensión cognitiva más sofisticada del mundo social, el plano del desarrollo neurológico vinculado a la exposición temprana a la violencia puede traducirse fácilmente en una visión distorsionada del mundo. Para algunos niños (en particular niños), puede conducir a la hipervigilancia ante las amenazas, la atribución errónea de intención o voluntad para aprobar la violencia.




domingo, 1 de abril de 2012

TRASTORNOS ESPECIFICOS DEL APRENDIZAJE



DEFINICIÓN Y DIAGNÓSTICO
Cuando hablamos de trastornos del aprendizaje estamos haciendo énfasis en dos aspectos: por un lado, las habilidades del aprendizaje y, por tanto, relacionadas con la pedagogía, la rehabilitación y una circunscripción del problema. La palabra trastorno, acentúa el componente etiológico y el tratamiento que del mismo pueda derivarse. Para algunos autores, los trastornos específicos, desde esta perspectiva, formarían el primer escalón de un continuum hasta llegar a la expresión máxima que la representaría el retraso mental en sus diversos grados. Los que defienden la teoría de la continuidad se apoyan en la cronicidad frecuente de los trastornos específicos, sin embargo dejan sin respuesta la realidad evolutiva de aquellos casos que mejoran o desaparecen con el desarrollo, incluso sin tratamiento.

Aparte de estas controversias, hay un consenso bastante generalizado entre los especialistas respecto a qué áreas deben ser evaluadas cuando existe la sospecha de un trastorno específico del desarrollo neurocognitivo. A saber:

1. Comprensión y producción verbal.

2. Habilidades en la lectura, tanto en aspectos formales como en la comprensión.

3. Habilidades en cálculo y razonamiento matemático.

4. Memoria, atención y capacidad de abstracción.



El TRASTORNO DEL DESARROLLO se define como un déficit en la adquisición de determinadas habilidades neurocognitivas teniendo en cuenta la edad del paciente y dando por supuesto que presenta una escolaridad adecuada y no está sujeto a deprivaciones estimulativas ambientales relevantes. . A groso modo, podemos observar tres grandes categorías: Los déficits generales del desarrollo que serían equivalentes al retraso mental, los generalizados, correspondientes al autismo, al síndrome de Rett, a los trastornos desintegrativos etc. y, por último, los trastornos específicos, de los que nos ocupamos en este apartado, y que se caracterizan por presentarse los déficits en una o varias áreas del desarrollo permaneciendo las demás indemnes. Es decir, el Coeficiente Intelectual debe ser normal. Normalmente, se distinguen los Trastornos de Rendimiento Académico, los Trastornos de Lenguaje y lo Trastornos del Desarrollo Motor.

Los Trastornos del Rendimiento Académico

Para poder hablar de un trastorno de este tipo es necesario un marcado déficit con relación al nivel de escolarización y a la edad del niño. Normalmente, para poder afirmar que se padece de un trastorno específico, se necesita que la valoración se realice con pruebas estandarizadas y que, la menos, exista una diferencia de dos desviaciones estándar con respecto a la puntuación media de la prueba realizada. Igualmente, no puede existir ninguna enfermedad neurológica ni sensorial que justifique el déficit.

1. Trastorno del Desarrollo de la Lectura

Se le conoce históricamente como dislexia aunque ha recibido otras denominaciones como trastorno específico de la lectura, ceguera para las palabras, agnosia verbal y estrefosimbolia.

Son bastantes los aspectos de las habilidades neurocognitivas que conforman el fenómeno de la lectura que pueden estar alterados: dificultades en la integración audiovisual fonética, dificultades en la discriminación de los fonemas, dificultades en la secuenciación de las palabras etc.. En definitiva esta disparidad de dificultades nos dice que el trastorno en la lectura no obedece a una causa unitaria para todos los casos y que, posiblemente, tras el hecho real de la dificultad en el aprendizaje de la lectura, lo que existan es una gran variedad de explicaciones neurocognitivas o dificultades de procesamiento.

Algunos expertos hablan de la existencia de tres variedades fundamentales de dislexia: a) Deseidética, que consistiría en una dificultad para discriminar, reconocer y organizar los grafemas; b) Disfonética, habría dificultad en la integración del sonido y c) Mixta, que presentaría rasgos de las dos anteriores, es decir, dificultad en el reconocimiento visual y auditivo de los grafemas.

La dislexia afecta al 2-7% de los niños y, sobre todo, a los varones. Es frecuente la asociación con trastornos del lenguaje oral, sobre todo expresivo. Parece que existe una tendencia familiar.

Es importante una valoración neuropsicológica exhaustiva que nos evidencien la calidad de las funciones neurocognitivas e implementar lo más precozmente posible una intervención rehabilitadora neuropsicológica y psicopedagógica con objeto de minimizar las consecuencias negativas frente al rendimiento académico. Los profesores, fundamentalmente, y los padres deberían demandar una valoración cuando observen que un niño presenta dificultades en las adquisiciones normales del aprendizaje escolar.

2. Trastorno de la Expresión Escrita.

Suele expresarse con alguno o varios de los siguientes déficits: problemas del deletreo, dificultades con el aprendizaje de la gramática, la sintaxis, con la organización de la expresión escrita y corrección ortográfica. En este caso también no lo encontraremos frecuentemente asociado con problemas del lenguaje oral y escrito, así como con dificultades específicas para el cálculo y de coordinación motora. Es frecuente la presentación de signos neurológicos menores.

Los autores franceses, sobre todo, hablan de Dislexia – Disortografía debido a la especial frecuencia con la que nos encontramos asociados ambos trastornos.

3. Trastorno del Cálculo

Es un trastorno que envuelve a una gran variedad de habilidades neurocognitivas relacionadas con el cálculo y el razonamiento matemático: a) dificultades con la percepción de los problemas que implican tanto a los conceptos como a las operaciones de cálculo con ellos, b) problemas relacionados con la atención que implican la comisión de errores tanto en el copiado como en el desarrollo c) problemas relacionados con la expresión lingüística con frecuentes errores en la trascripción de los símbolos.

También es frecuente la asociación de estos trastornos con los demás trastornos específicos.

Trastornos del Lenguaje y del Habla

Los retrasos en la adquisición del lenguaje, como sucede con todos los trastornos referidos anteriormente, suelen solaparse los unos con los otros, en mayor o menor grado. Sin embargo, lo habitual es estudiarlos separadamente debido a la existencia de cada uno de ellos, aunque de forma infrecuente. Incluso, si exceptuamos las dislalias o trastornos de la articulación, pensamos que sobre estas subclasificaciones, tan nítidamente separadas, pesa la loza histórica del modelo afásico del adulto.

Se distinguen cuatro trastornos básicamente: a) Trastorno de la Articulación, b)Trastorno de la Expresión/producción y c) Trastorno de la Comprensión.

1. Trastorno de la Articulación de Lenguaje

Es el trastorno del habla más frecuente (aproximadamente se presenta en el 10%. La mayoría de los investigadores incluyen en este trastorno al tartamudeo. Para poder afirmar que un niño padece un trastorno de este tipo, al que igualmente se le denomina dislalia, debemos asegurarnos que no padece ningún problema otorrinolaringológico y de deformación de la cavidad bucofacial.

Clínicamente puede expresarse de muy variadas formas. Existen clasificaciones que se basan en el tipo de error que se comente en la pronunciación de determinados fonemas. Este aspecto carece, a nuestro juicio de importancia. Lo más relevante es que en principio se trata de un cuadro benigno de responde bastante bien a la intervención logopédica. Cuando se encuentra asociado a otros trastornos del lenguaje, el pronóstico es más incierto.

2. Trastorno de la Expresión / producción

Los dos aspectos más relevantes del lenguaje, por su repercusión en la calidad de la comunicación y sobre el desarrollo de otras habilidades neurocognitivas, son la comprensión y la producción del mismo. En la clínica es difícil que aparezcan aislados, estando los dos componentes del mismo, más o menos alterados. Como es habitual, nosotros los abordaremos por separado.

El trastorno de la expresión del lenguaje se define con un problema de codificación que da lugar a importantes déficits en el vocabulario, en la construcción de frases largas y/o complejas, así como en aspectos de tipo gramatical: se suprimen partes importantes de las frases, palabras, o éstas son utilizadas con un contenido semántico u orden inapropiado. A veces, hay interlocuciones, jargonofasia, sobregeneralizaciones, dudas en el empleo de palabras, errores en el recuerdo de la palabra apropiada.

La prevalencia de este trastorno está entre el 3 y el 10% de los niños en edad escolar.

Lo más frecuente es que se encuentre asociado a otros trastornos del desarrollo del lenguaje, como trastornos de la articulación, problemas con la coordinación motora,. Las consecuencias negativas son bastante importantes en cuanto al rendimiento académico con problemas emocionales secundarios. Existe una cierta tendencia familiar a padecer este trastorno.

3. Trastorno de la Compresión.

Es un trastorno de la decodificación (compresión). Su expresión clínica es bastante variada. Puede limitarse a la dificultad para comprender una o varias palabras, frases complejas, o bien una afectación grave que se aproxima a las dificultades de comunicación del trastorno autista, con el que, a veces, es difícil diferenciar.

A nivel neurocognitivo, es habitual que nos encontremos con déficits en los procesos de memorización auditiva, el recuerdo, problemas de secuenciación, así como otras alteraciones del proceso central, incluso neurofisiológico, auditivo.

Es fácil entender, teniendo en cuenta la envergadura del problema, que sus repercusiones se extiendan a otros déficits como las habilidades escolares, trastornos de la producción, de la articulación, de la coordinación, etc. Igualmente, es un trastorno que suele acompañarse de dificultades emocionales y conductuales. Es uno de los trastornos que mayor hándicap crean en los niños que lo padecen.

Trastorno del Desarrollo Motor

Es un trastorno del desarrollo que, a pesar de su larga historia e interferencia sobre el paciente (habilidades académicas, deportes…), queda algo confuso y poco estudiado. Su definición clínica consiste en la presencia de un marcado retraso de las habilidades motoras en respecto a la edad e inteligencia del paciente.

Hay que diferenciarlo con expresiones mínimas de la parálisis cerebral, ya que no existe ninguna alteración, al menos detectable, delas áreas motoras cerebrales. Igualmente, los especialistas en estos trastornos, nos recomiendan hacer un diagnóstico diferencial con hemiplejías mínimas, miastenia grave y distrofia muscular.

La expresión clínica puede ser variada: dificultades para correr, para utilizar los utensilios de la comida, escribir y en cualquier actividad que implique la habilidad motora.

Como sucede con el resto de los trastornos del desarrollo, no es infrecuente encontrarlo asociado a problemas del lenguaje, de la lecto-escritura etc.

La prevalencia a lo largo de la infancia puede llegar al 6%.



ETIOLOGÍA
Existe la Hipótesis Genética basada en la constatación de una mayor presencia entre los familiares de primera generación si lo comparamos con la incidencia en la población general. Es decir, se ha encontrado que los trastornos expresivos del lenguaje se presentan frecuentemente con los trastornos de la articulación en una misma familia, de igual forma que los trastornos expresivos de la escritura se presentan con los trastornos del lenguaje y dificultades académicas.

Se han encontrado un mayor número de problemas obstétrico-perinatales: exposición intrauterina exagerada a la testosterona que daría lugar a las anomalías del planum temporal, bajo peso o dismaduridad, padres fumadores y/o bebedores, infecciones en la madre, malnutrición fetal por causas económicas o problemas con la placenta.

Unas de las teorías que mayor repercusión tuvo en su momento fue la Hipótesis de GESCHWIND Y GALABURDA que consiste en el supuesto de que un exceso prenatal de testosterona o una reacción autoinmune (autoanticuerpos maternos dirigidos al feto) interrumpen la migración celular cortical en la fase tardía del hemisferio izquierdo o a otros lugares. En la medida que el hemisferio derecho no se ve afectado por este proceso, da lugar a un hipercrecimiento de determinadas estructuras de éste e hipocrecimiento del izquierdo. Sin embargo, esta hipótesis etiopatogénica ha demostrado ser demasiado simplista ya que no explica el hecho clínico de que los déficits no solo implican a la función del hemisferio izquierdo, sino, igualmente a funciones y procesos neurocognitivos del hemisferio derecho o de ambos.

Otro de los aspectos relacionados con los Trastornos Específicos, ha sido el de la Lateralidad y/o Especialización Hemisférica. La Hipótesis Cerebral de Satz postula un retraso en la maduración funcional de hemisferio izquierdo. Para este investigador la especialización en motricidad fina debe estar resuelta a los cinco años, la especialización perceptual a los 8 y la del lenguaje hacia los 11 años. Estos supuestos se apoya en observaciones en niños disléxicos que presentan una cronopatía coincidente con los estadios expuestos.

Otras de las teorías etiopatogénicas se refieren al Fallo en el Análisis y Trasferencia de los Símbolos Visuales del hemisferio derecho al izquierdo teniendo en cuenta lo esperado para la edad. Por ejemplo, en los trastornos de la lectura puede darse un déficit en las funciones de procesamiento visuoespacial del hemisferio derecho o bien una hiperfunción del hemisferio derecho que impediría una correcta transmisión de los procesos neurocognitivos al hemisferio izquierdo.

Las teorías expuestas no son excluyentes, sino que se complementan. Por último, teniendo en cuenta que en la mayoría de las investigaciones se tiende a reagrupar a los niños hiperactivos con déficits neurocognitivos específicos, ha sido en este grupo en donde se has especulado más supuestos etiopatogénicos. Así, se han puesto en relación con alergias alimentarias, hipersensibilidad a determinados nutrientes, déficits minerales, problemas de lateralidad y especialización cerebral, otitis repetidas que afectarían al sistema cerebelo-vestibular, anomalías en la movilidad ocular… Lo cierto es que en la actualidad la etiología de los trastornos específicos, no está del todo aclarada.

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NEUROIMAGEN Y NEUROFISIOLOGÍA

.Se han realizado múltiples exploraciones con objeto de precisar los mecanismos cerebrales subyacentes a los trastornos específicos. Los más habituales han sido el Electroencefalograma, los Potenciales Evocados, la Tomografía Axial, la Resonancia Magnética y algunos estudios postmorten.

En cuanto al Electroencefalograma, ha puesto en evidencia gran cantidad de anomalías inespecíficas. Destaca la parición de una excesiva cantidad de ritmo alfa en las zonas cerebrales implicadas que se supone indicaría una hipofuncionalidad de las mismas. Las áreas que más han presentado esta anomalías han sido la frontal medial de ambos hemisferios, lóbulo frontal lateral izquierdo, zona mediotemporal izquierda, el cuadrante posterior izquierdo y/o el derecho.

La Tomografía Axial puso de manifiesto la asimetría entre los cuadrantes izquierdo y derecho, en el sentido de una mayor simetría en los niños con trastornos específicos.

Los estudios postmorten pusieron de manifiesto que algunos niños disléxicos presentan ectopias celulares perisilvianas y displasias en el lóbulo tempoaral. Se ha puesto en relación con problemas

EVOLUCIÓN CLÍNICA
.Teniendo en cuanta que son trastornos de desarrollo, la edad de presentación será diferente dependiendo del que se trate. Así, no podemos diagnosticar un trastorno del rendimiento académico si no se está escolarizado o se está durante suficiente tiempo. Por el contrario, los trastornos del desarrollo del lenguaje son más fácilmente detectables.

Es importante conocer, por su implicación sobre la intervención terapéutica, que a los tres años se deberían poder diagnosticar los trastornos graves de la expresión del lenguaje, los trastornos de la comprensión a los cuatro y en los casos severos a los dos. Los demás trastornos específicos, normalmente, no se llega al diagnóstico antes de los 9-10 años.

Cuando el niño es consciente de sus déficits suele sentir frustración, desesperanza y su autoestima se deteriora con rechazo activo de las actividades escolares y, a veces, negación a continuar la escolarización. No es infrecuente que secundariamente a la vivencia de frustración termine con problemas de conducta e incluso afectivos. Estos últimos nos plantean el problema de diagnóstico diferencial.

Desgraciadamente, tanto por parte de los padres, como mecanismo de defensa, como de los profesores tienden a negar el problema calificando al niño como poco motivado o simplemente como vago.


DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Hay que realizarlo con:

· Enfermedades médicas, neurológicas, cromosomopatías (x-frágil y otros).

· Retraso Mental.

· Trastornos Generalizados del desarrollo.

· Trastorno por Déficit Atencional con Hiperactividad.

· Trastornos Afectivos y de Ansiedad.

· Cualquier otro problema padiopsiquiátrico y/o psicosocial que pueda interferir en el aprendizaje.


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