lunes, 13 de agosto de 2012

TRASTORNO BIPOLAR EN NIÑOS Y ADOLESCENTES Información para la familia:






No. 38 (Revisado 7/2004)



Los niños y adolescentes con un Desorden Bipolar tienen síntomas maníacos y/o depresivos. Algunos pueden tener mayormente depresión y otros una combinación de síntomas maníacos y depresivos. Las altas pueden alternar con las bajas.


Las investigaciones han mejorado la habilidad para diagnosticar el Desorden Bipolar en niños y adolescentes. El Desorden Bipolar puede comenzar en la niñez y durante los años de la adolescencia, aunque usualmente se dianostica en la vida adulta. Esta enfermedad puede afectar a cualquiera. Sin embargo, si uno o ambos padres tienen un Desorden Bipolar, hay mayor probabilidad de que los hijos desarrollen el desorden. La historia familiar de abuso de drogas o del alcohol puede también estar asociada con un mayor riesgo para desarrollar el Desorden Bipolar.

Los síntomas maníacos incluyen:

cambios de humor severos: usualmente se siente demasiado contento o tonto, o demasiado irritable, enfadado, agitado o agresivo 
altas poco realistas en la autoestima: por ejemplo, el adolescente que se siente todopoderoso o como un super héroe con poderes especiales 
aumento de energía desmedido y la habilidad de poder seguir durante días sin dormir y sin sentirse cansado 
hablar excesivamente: el adolescente no deja de hablar, habla muy rápido, cambia de tema constantemente y no permite que lo interrumpan 
distracción: la atención del adolescente se mueve de una cosa a otra constantemente 
comportamiento arriesgado repetitivo: tal como el abuso del alcohol y las drogas, el guiar temerario y descuidado o la promiscuidad sexual. 
Los síntomas depresivos incluyen:

irritabilidad, depresión, tristeza persistente, llanto frecuente 
pensamientos acerca de la muerte o el suicidio 
disminución en la capacidad para disfrutar de sus actividades preferidas 
quejas frecuentes de malestares físicos, tales como el dolor de cabeza y de estómago 
nivel bajo de energía, fatiga, mala concentración y se queja de sentirse aburrido 
cambio notable en los patrones de comer o de dormir, tales como comer o dormir en exceso 
Algunos de estos síntomas se parecen a otros que ocurren en el adolescente con otros problemas, tales como el abuso de drogas, la delincuencia, el Desorden de Deficiencia de Atención debido a Hiperactividad (“ADHD – Attention Deficit Hyperactivity Disorder”), o inclusive la esquizofrenia.

Los adolescentes con un Desorden Bipolar pueden ser tratados efectivamente. El tratamiento para el Desorden Bipolar incluye por lo general la educación e información al paciente y a su familia acerca de la enfermedad, el uso de medicamentos estabilizadores del humor tales como el litio, el ácido valpórico y la sicoterapia. Los medicamentos estabilizadores del humor a menudo reducen el número y la severidad de los episodios maníacos y ayudan también a prevenir la depresión. La sicoterapia ayuda al niño/adolescente a comprenderse a sí mismo, a adaptarse al estrés, a rehacer su autoestima y a mejorar sus relaciones.

El diagnóstico de Desorden Bipolar en los niños y adolescentes es complejo y conlleva la observación cuidadosa durante un largo período de tiempo. Una evaluación minuciosa por un siquiatra de niños y adolescentes puede identificar el Desorden Bipolar y comenzar el tratamiento.

domingo, 5 de agosto de 2012

Trastorno por somatización


TRASTORNO POR SOMATIZACIÓN





Autor: Carbajal de la Torre, Ana. del  Grupo "Comunicación y Salud" -  Médico del SAP de Federico Tapia- A Coruña- SERGASEspaña  

• ¿Porqué es tan importante el problema de la somatización? 
• ¿Cuál es su origen? 
• ¿Cómo se diagnostica? 

    El fenómeno de la somatización, que se manifiesta en forma de síntomas y quejas sin aparente 
explicación, es muy frecuente en Atención Primaria (AP) y con frecuencia no es diagnosticado: 
• Constituye aproximadamente el 25% de las consultas nuevas en AP. Ciertos síntomas 
como mareo, dolor torácico o cansancio, presentados en forma aislada, corresponden en un 
80% de los casos a somatizaciones. 
• Tiene un coste importante: consume gran cantidad de recursos (10% gasto sanitario en 
países desarrollados), 9 veces más que el paciente medio en AP      Aunque los mecanismos no se conocen con exactitud, existen varias teorías ampliamente 
discutidas que nos pueden ayudar a entender, y sobre todo, a mostrar empatía y manejar mejor estetipo de pacientes. En general, el paciente somatizador manifiesta su estrés o sus situaciones vitales 
difíciles a través de síntomas físicos mediante: 
1. La amplificación de las sensaciones corporales: la preocupación sobre una posible 
enfermedad hace que el paciente se centre en variaciones "normales" de las sensaciones 
con frecuencia conlleva su tratamiento. 
¿Cuál es su origen?
    Aunque los mecanismos no se conocen con exactitud, existen varias teorías ampliamente 
discutidas que nos pueden ayudar a entender, y sobre todo, a mostrar empatía y manejar mejor estetipo de pacientes. En general, el paciente somatizador manifiesta su estrés o sus situaciones vitales 
difíciles a través de síntomas físicos mediante: 
1. La amplificación de las sensaciones corporales: la preocupación sobre una posible 
enfermedad hace que el paciente se centre en variaciones "normales" de las sensaciones 
corporales y piense que son patológicas, aumentando su ansiedad. 
2. La necesidad de identificar un "paciente" dentro de un grupo familiar patológico o 
desestructurado: la familia se organiza en torno al "enfermo", para olvidar otros conflictos 
o problemas. 
3. Necesidad de estar enfermo: manifestar un sufrimiento que no puede expresar de otra 
manera, en ocasiones para conseguir una ganancia. 
4. La disociación: capacidad de la mente de experimentar sensaciones completas y detalladas 
en ausencia de estimulación sensorial; las sensaciones así percibidas son "reales". 
¿Cómo se diagnostica?
    La somatización es con frecuencia un diagnóstico de exclusión. De esto deriva el problema del 
coste y la frustración que puede generarnos el proceso diagnóstico, además del deterioro en la 
relación con el paciente si caemos en la discusión sistemática de todos los síntomas que éste nos 
presenta. 
En la práctica hay dos hechos que nos deben hacer pensar en un proceso de somatización: 
• La presencia de tres o más síntomas indefinidos, generalmente en diferentes aparatos 
• El curso crónico (aproximadamente dos años) 
Pero hay también otros hechos que nos pueden ayudar a saber que estamos ante un trastorno 
somatomorfo: 
• Presencia de un trastorno psiquiátrico coexistente (depresión, ansiedad, trastornos de 
personalidad o abuso de sustancias) 
• Recurso a medicinas o terapias alternativas: es muy frecuente aunque un 60% lo oculta a su 
médico habitual. La justificación de recurrir a este tipo de profesionales es que "sienten que 
les escuchan y que les prestan atención a sus quejas" 
• Historia de múltiples pruebas diagnósticas recientes, visitas múltiples a los servicios de 
urgencia 
• Rechazo de otros médicos. 
    También nuestra propia reacción emocional: un sentimiento de frustración o disconfort, o de estar 
sobrepasado ante un paciente con un sinnúmero de síntomas, a veces complejos y que precisan 
tiempo para su evaluación, en una persona con un aparente "buen aspecto" deben constituir una 
señal al médico de que debe incluir la somatización entre el diagnóstico diferencial de ese paciente. 
En la evaluación del paciente con un cuadro sospechoso de somatización, seguiremos los siguientes 
pasos: 
1. Descartar la existencia de un trastorno orgánico 
2. Evaluar la existencia de trastornos psiquiátricos 
3. Buscar un diagnóstico positivo de somatización